Por causas de la vida y de la crisis, me he visto a forzada a trabajar en el Burger King, hasta que consiga hacerme hueco en mi profesión de nuevo.
El motivo que me animó a aceptar el puesto fue mi querido amigo EL DINERO. Desgraciadamente muy importante para la gente que no tenemos padrinos y somos económicamente independientes.
Trabajo 20 horas y cobro unos 520€ netos. No está nada mal y mucho mejor que los trabajos de becaria o freelance que me ofrecían mis colegas de gremio.
Ahora bien... Psicológicamente es duro cambiar los ordenadores y la creatividad por la whopper y las patatas grandes, pero los tiempos que corren, los recortes y la supuesta crisis indefinida, consiguen que gente como tú y como yo, se vean en la necesidad de bucear en nuevos gremios y con una sonrisa aceptar puestos de trabajos (muy bien pagados repito) los cuales siempre has bromeado que el único requisito para trabajar allí sería tener granos en la cara y ahora tu estás detrás del mostrador con la cabeza agachada y motivado porque es el único trabajo donde tu cualificación no importa pero que al menos te prometen un futuro (Un contrato de más tres meses, no como becario y no rollo freelance...)
Con esto no quiero faltar a nadie de la tripulación del Burger, al contrario, espero encontrarme el calor del trabajo en equipo.
Con este blog os iré contando el día a día en un Burger, sin secretos y sin tabúes.
Mi pequeño diario virtual sobre esta experiencia nueva y aún no aceptada en mi mente.
Un trabajo que debo realizar de puertas para fuera y para dentro de mi cuerpo.
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